La vida es como una tarjeta de llamadas

Tal vez al leer el titulo del mensaje algunos podrán pensar que voy a hablarles sobre algún otro truco de esos loquísimos que se inventan para engañar a uno, pero no, el titulo es una expresión que escuche durante un mensaje de mi pastor y que, tal vez debido a la época en que nos encontramos, me produjo una comezón de varios días que termino motivándome a escribirles.

"La vida es como una tarjeta de llamadas"

Pónganle la marca, el color y la apariencia que deseen, pero a cada uno de nosotros al nacer nos entregan una tarjeta de llamadas (Para los que no entienden ese término pueden sustituirlo por el de tarjeta pre-pago de llamadas telefónicas muy usadas en nuestros días). Algunos tienen más fondos que otros. Suficientemente intrigante es el hecho de que nos la dan, pero no nos dicen cuanto dinero han puesto en ella. Al final lo que importa es como la usamos, a quien llamamos, a donde llamamos, por cuanto tiempo conversamos.

Piensen un momentico en esto, si inviertes mucho tiempo llamando a alguien a quien no le interesas realmente o que resulta ser una influencia nociva para ti; si te la pasas inventando llamando a China o a Kuala Lumpur, o si te dedicas a hacer un mal uso de tu tiempo hablando cosas sin sentidos, de seguro que no te rendirán los chelitos que han puesto en tu Tarjeta.

Por el contrario, si te propones organizarte para realizar llamadas cercanas, dedicando tu tiempo en gente que realmente lo merece y hablando cosas provechosas y precisas, entonces cuando se te acaben los minutos, habrás podido completar el ciclo, habiendo mantenido los vínculos que realmente importan y en resumen sintiéndote satisfecho por la manera en que usaste tu tarjeta.
Por supuesto, todo lo contrario pasaría, si la desperdicias, al final quedaras con el vacío o la desilusión de que el tiempo no te dio para lo que querías decir o debiste haber dicho, y sin duda quedara gente importante sin escucharte.

Lo bueno de todo esto todavía existe la oportunidad de evaluar el uso que le estamos dando a nuestra tarjeta y hacer los correctivos adecuados.

Recuerda que para bien o para mal, el suiche donde se tumba la conexión no lo tenemos a mano, sino que esta fuera de nuestro control y en el momento que menos lo esperamos, que tal vez mas entusiasmados estamos, podemos escuchar una dulce pero "malvenida" voz avisándonos: "Le queda un minuto para completar su llamada" y en algunos casos, tal vez ni aviso nos den.

Por lo tanto, quiero desearles a todos que en sus tarjetas de llamadas le queden muchos, muchos minutos y si se da el caso de que entre nosotros hay alguien que le queda poco tiempo para hablar, mi deseo es que tenga la sabiduría para que aproveche y se dedique a hacer solo las llamadas correctas, aquellas realmente importantes.