lunes, 29 de junio de 2009

¿Por qué es importante la oración?

“Y cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días y ayuné y oré delante del Dios de los cielos”. Nehemías 1:4

He aquí las cuatro razones más breves que conozco:

1– La oración me hace esperar. No puedo orar y trabajar al mismo tiempo. Tengo que esperar hasta que termine la oración para actuar. La oración me obliga a abandonar la situación en las manos de Dios; me hace esperar.

2– La oración aclara mi visión. Cuando uno enfrenta una situación ¿no está todo nublado? La oración se encarga de disipar esa neblina. Tu visión se aclara para que puedas ver a través de los ojos de Dios.
3– La oración tranquiliza mi corazón. No puedo preocuparme y orar al mismo tiempo. Hago una cosa o la otra. La oración me tranquiliza. Remplaza a la ansiedad por un espíritu calmado. ¡No se pueden dar golpes con las rodillas cuando estamos arrodillados!

4– La oración activa mi fe. Luego de orar estoy más inclinado a confiar en Dios. ¡Cómo soy de gruñón, negativo y crítico cuando no oro! La oración enciende la fe.

La oración fue el paso principal de Nehemías en su marcha hacia el liderazgo efectivo.

¿Hallaste ríos que crees insalvables? ¿Montañas en las cuales no puedes abrir túneles? Dios se especializa en las cosas que crees imposible. Él hace lo que otros no pueden hacer.

El Señor es el especialista que necesitamos en esas experiencias insalvables e imposibles. Él se deleita en realizar lo que nosotros no podemos. Pero Él espera que clamemos. Espera que le hagamos la petición. Nehemías solicitó rápidamente la ayuda. Su posición favorita cuando se hallaba en problemas era la posición de rodillas.


¿Cuál es la tuya?


Tomado del libro: “Pásame otro ladrillo” de Charles Swindoll

viernes, 12 de junio de 2009

El Purificador de Plata

Había un grupo de mujeres reunidas en su estudio bíblico semanal, y mientras leían el libro de Malaquías encontraron un versículo que dice: "Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata". (Malaquías 3:3 NVI).

Este versículo les intrigó en gran manera y se preguntaban qué podría significar esta afirmación con respecto al carácter y la naturaleza de Dios. Estaban ansiosas de descubrir alguna aplicación práctica a ese pasaje bíblico.

Una de ellas se ofreció a investigar el proceso de la purificación de la plata por lo que llamó a un orfebre e hizo una cita para ver su trabajo. La dama no le mencionó detalles acerca de la verdadera razón de su visita, simplemente dijo que tenía curiosidad por entender mejor lo que él hacía.

Mientras ella observaba detalladamente al orfebre sostener una pieza de plata sobre el fuego dejándola calentar intensamente, él le explicaba que para refinar la plata, debía ser sostenida en medio del fuego donde las llamas arden con más fuerza, para así sacar las impurezas.

En ese momento la mujer no pudo evitar imaginarse a Dios sosteniéndonos en un lugar así de caliente y recordó una vez mas el versículo "Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata".

Entonces le preguntó al platero si era cierto que él debía permanecer sentado frente al fuego durante todo el tiempo que la plata era refinada. El hombre respondió que sí y que no sólo debía estar ahí sentado sosteniendo la plata, sino que también debía mantener sus ojos fijamente en ella durante el tiempo que estuviera en el fuego. Si la plata era dejada un instante más de lo necesario sería echaría a perder.

La mujer se mantuvo en silencio por un momento y luego preguntó.-¿Cómo sabe usted cuando la plata está completamente refinada? Él sonrió y le respondió: "Muy simple -- Cuando puedo ver mi imagen reflejada en ella."

Si hoy sientes el calor del fuego, recuerda que Dios tiene sus ojos puestos en ti y continuará observándote hasta que vea su imagen en ti.

Autor: Desconocido
Editado por: jbc

miércoles, 3 de junio de 2009

Pésame para una amiga

A pesar de haber sido dedicado en un momento y para una persona específica, creo que hay principios que tienen aplicaciones permanentes. He aquí un breve escrito motivado a traer aliento en un tiempo de dolor. Espero que pueda ayudar a alguien más.
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Estimada Amiga:

Tomando en consideración la gran persona que eres, no es de dudar que tu padre fuera un ser extraordinario. Su ausencia la sentirás sin duda y debes aceptar que vienen días duros para ti y tu familia mientras aprenden a vivir ante esta nueva realidad.

Si de algo te sirve, tres cosas quiero compartir contigo que me ayudaron a mí en momentos como estos:

1) Saber que Jesus nos entiende perfectamente. ¿Recuerdas la historia de la muerte de Lázaro (Juan 11)? Préstale atención a esto: Jesús no acudió inmediatamente cuando supo que su amigo estaba enfermo porque El vislumbraba lo que iba a suceder y sabia exactamente lo que iba a hacer, pero entonces, porque lloro?. La Biblia dice que cuando el llegó a la tumba y vio la gente triste y llorando se estremeció en espíritu, se conmovió y lloró también. El pudo haber dicho: "calma pueblo, llegó el que va a hacer el milagro". Sin embargo, al ser testigo del dolor y las lágrimas de los presentes se compungió.... Jesús no ignora nuestro dolor.

2) Está establecido por Dios que un día tenemos que partir de esta tierra. Creo firmemente que la lápida de cada uno de nosotros ya está escrita, tiene la fecha de nacimiento y la de finalización de nuestro transcurrir por esta tierra, lo que pasa es que no nos lo han dicho. Tu padre cumplió con su tiempo y ahora esta descansando. Ya no tiene dolor. Ya no tiene miedo.
Y
3) Lidiar con esa tristeza intensa que provoca la muerte de un ser querido amplifica en uno el sentimiento de compasión y solidaridad hacia las demás personas. Te puedo asegurar que a partir de ahora los pésames y condolencias que des NUNCA serán iguales a los que dabas antes de la partida de tu padre. Te identificaras más con el dolor ajeno. Serás "más gente". Estarás a otro nivel. Nivel al que sólo se llega atravesando por ese valle de lágrimas.

Te dejo por ahora, pero seguirás en mis oraciones.