domingo, 21 de febrero de 2010

Escuela Bíblica de un domingo de Febrero

Gente! preparando la clase dominical me animé a compartir con ustedes algunas de las ideas que aparecen descritas en el material El Maestro (Vida Nueva- Gospel Publishing) para hoy domingo.
Creo que esto debe ser conocido no solo por mis alumnos o quienes reciben estas enseñanzas sino para una audiencia mayor. Espero que les sea de mucha edificación.

En Comunión!
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Porque habéis sido comprado por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Corintios 6:20)

El término "inmoralidad sexual" ha ido cambiando a medida que la sociedad se ha apartado de los principios bíblicos y ha perdido su respeto a las cosas de Dios.

Cuán común en nuestros días es escuchar a gente intelectual, pseudo profesionales de la conducta o terapeutas sexuales invitando a los jóvenes y adultos a despojarse de todo tabú y disfrutar del sexo sin inhibiciones. Motivados por un deseo insaciable por vivir en un éxtasis constante animan al desenfreno dándole la espalda a lo que el Señor ha establecido como lo bueno, puro y correcto.

Es triste decirlo, pero mucho más aún ser testigo de que la desobediencia a los mandatos de Dios lleva a contraer enfermedades de todo tipo. Los preservativos podrán protegerte de ciertos tipos de contagio, pero no siempre podrán liberarte de la ansiedad, el sentido de culpa y de muchos otros problemas emocionales, físicos y mentales. Esta desobediencia nos puede llevar aun a la muerte.

Si para los impíos la definición de inmoralidad sexual es cada vez mas aguada, para el cristiano no. Sigue siendo la misma desde el principio. Todo acto sexual que se halle fuera del plan de Dios con respecto a la sexualidad es considerado en la Biblia como un acto inmoral.

El pecado sexual acarrea toda clase de pérdidas. La persona puede perder su virginidad, un regalo especial para su pareja en el matrimonio. Las personas que participan en formas ilícitas de sexo también pierden la paz que tiene el que se conserva puro. También pueden perder la salud y aún la vida.

Unos pocos momentos de placer sexual pueden destruir un matrimonio que habría debido durar toda la vida. No hay duda de que la inmoralidad sexual no es digna del precio que la persona tiene que pagar por ella.

Quienes estén pensando en participar en una conducta sexual inmoral, deberían pensar con detenimiento hacia donde las puede llevar esa decisión. Es una decisión que lleva cuesta abajo por una senda que va hacia una maldad cada vez mayor. Lo que puede parecer sencillo al principio puede transformarse en algo que nunca se habría pensado y por tapar una cosa se empeoran muchas otras.

Es cierto que nuestro mundo hoy se halla inundado de imágenes sexuales y espectáculos repletos de sexo, que a veces nos parecería imposible huir de la inmoralidad sexual. Sin embargo, es necesario que los creyentes lo hagamos.

Se necesita algo más que determinación o fuerza humana para combatir las invitaciones hacia el pecado sexual. Todos, grandes y pequeños, podemos sentirnos atraídos en algún momento hacia la contaminación provocada por el sexo impuro, ese que se produce fuera de los lineamientos divinos. Para contrarrestar esa avalancha que quiere arrastrarnos necesitados cada día de ser llenos del poder del Espíritu Santo, para así tener las fuerzas necesarias para decir NO, yo soy un hijo(a) de Dios y no perderé mi comunión con Dios por algo que sólo me reportará un alejamiento de la fuente real del gozo y de la paz.

Hoy más que nunca debemos decidirnos a ser gente pura sexualmente..... créele a Dios, así es muchísimo mejor.



Basado en la lección: ¿Pureza sexual o inmoralidad? El Maestro (GPH)
Editado por: jbc


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