sábado, 9 de abril de 2011

Lo que le hizo falta a Adán

Al leer las condiciones en que vivía Adán, ¿podemos alegar que le hacía falta algo?

Según Génesis 2:8-15, podemos deducir que el huerto del Edén tenía todo lo que uno pudiera aún hoy pedir.

- Ambiente agradable y seguro

- Frutos buenos y apetecibles, agradables a los sentidos

- Agua suficiente

- Oro fino (v.12)

- Ayuda idónea. (v.23)

Adán lo tenía todo.

Pero como nos ha pasado a muchos de nosotros, sin excusas el primer hombre cayó, desobedeció el mandato divino.

Génesis 3:6-7

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

Las únicas palabras registradas en la Biblia que pronunció Adán fueron las siguientes:

“Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.”(V. 10)

Y

“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.” (V.12)

Pongamos por un lado a Adán y veamos el paralelismo siguiente. El relato del Hijo Pródigo.

Lucas 15:11-13

También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.

El hijo pródigo, sin excusa, cae. Optó por vivir la vida loca, esa fue su fruta prohibida. De acuerdo con el versículo 15 del mismo capítulo, vemos cuan bajo cayó este joven.

Sin embargo, algo espectacular sucede. Vuelve en sí.

Lucas 15:17

Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

Oh! Cuanta falta le hace a mucha gente “volver en sí”. Reconocer su error. Reconocer que marcha mal y que necesita un cambio.

Algunos dicen que lo más difícil para aquel que necesita un cambio radical en su conducta es reconocer que es un alcohólico, drogadicto, apostador empedernido y que necesita ayuda. Confesar con su boca: “yo soy un pecador”.

El hijo pródigo reconoce que necesitaba PEDIR PERDÓN! (V.18)

¿Qué difícil resulta a veces pedir perdón?

Es un acto que requiere humildad.

Es más fácil presentar excusas o culpar a otros por el error. Ha sido más fácil desde el inicio mismo.

“…………La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.”

Ahora bien, ¿Por qué pedir perdón?

- Con el perdón se abren las puertas del reencuentro y la restauración.

- Sana heridas. Trae paz.

- Trae avivamiento.

- Es la clave para acercarnos a Dios.

Qué triste es notar cómo muchos prefieren pasar hambre y no pedir perdón.

¿Cómo se pide perdón?

Aprendamos de la estrategia usada por el hijo pródigo.

Lucas 15:18-19

- Me levantaré. Lo cual constituye una actitud activa. Toma la iniciativa.

- Regresaré. A pesar de la vergüenza que pueda sentir. De los comentarios que se puedan levantar. De las burlas de aquellos que me vieron salir de mi casa con fortuna y vestidos de príncipe y que ahora me verían con en bancarrota y andrajoso.

Sin importarle nada de eso, inició el camino de regreso. El retorno a casa.

Entendemos que la vergüenza es un factor que explica porque muchos descarriados no vuelven a Jesús.

El hijo pródigo utilizó la fórmula perfecta: Arrepentimiento y confesión.

“Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.”

Recordemos por un instante el gozo que produce el ser y sentirse perdonado.

“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.” Salmo 32:1

En vez de castigo, vida eterna! En vez de condenación, me espera la gloria!

¿Quién no necesita pedir perdón?

Todos tenemos algo de pródigos. ¿Cuántos hijos pródigos ahora mismo están desperdiciando y consumiendo sus bienes, su vida en gastos inútiles, en opciones pasajeras sin medida y sin razón?

No esperes mañana, inicia hoy tu reencuentro con el Padre.

¿Dónde pido perdón? Ahí donde te encuentras. Reconoce que estás mal. Acepta que necesitas arrepentirte. Confiesa tus pecados a Dios. Vuelve a casa.

¿Qué le hizo falta Adán? PEDIR PERDÓN.

Que no te falte a ti nunca el pedir perdón.

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