Entonces Eliseo le dijo:
--El año que viene, por este tiempo, sostendrás un hijo en tus brazos.
Ella dijo:
--No, señor mío, varón de Dios, no te burles de tu sierva. 2 Reyes 4:16 (RV)
No engañe usted a su servidora dice la Nueva Version Internacional.
No sé si en algún momento se han puesto a pensar en esta extraña respuesta dada por una mujer noble a una persona que ella misma reconoce que es un siervo de Dios.
En 2 Reyes 4 a partir del versículo 8 la Biblia narra la historia de Eliseo y la Sunamita. Es interesante observar cómo esta mujer se sintió movida a servir al profeta. Leamos una breve porción
8 Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer.
9 Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios.
10 Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él.
En esta sunamita veo a muchos que hoy día son instrumentos de Dios para apoyar desinteresadamente a aquellos que fielmente trabajan para el Reino celestial.
Y Dios, que siempre retribuye a aquellos que le sirven con corazón noble, movió a su siervo a devolver bendición por bendición.
¿Qué tu quieres que haga por ti? Le pregunta Eliseo.
Imagínate por un momento que alguien, movido genuinamente por Dios, te haga una pregunta similar, ¿cuál sería tu respuesta? Sin duda no sería la contestación que la Biblia le atribuye a esta mujer.
Pero ella le respondió:
—Yo vivo segura en medio de mi pueblo. (v. 13 NVI)
En otras palabras: Muchas gracias, pero yo estoy bien. No necesito nada.
Ahora bien, ¿Realmente ella no tenía ninguna necesidad? ¿Estaba en tan buena situación que podía darse el lujo de desaprovechar esta oportunidad? O ¿Será que esta mujer había tenido tantas decepciones que había perdido cualquier interés por recibir algo?
El profeta de Dios, interesando realmente en bendecir a esta noble señora investiga cuál sería un buen “regalo” y descubre que esta mujer no había podido tener hijos. ¿Y entonces? ¿Porque no aprovechó y pidió ese milagro?
Tal vez dudaba de que Dios pudiera usar a Eliseo y darle lo que en aquel entonces era un deseo ferviente de toda mujer. No olvidemos que en la antigüedad no tener hijos era una vergüenza.
El relato bíblico continúa.
Entonces Eliseo le dijo:
--El año que viene, por este tiempo, sostendrás un hijo en tus brazos.
Ella dijo:
--No, señor mío, varón de Dios, no te burles de tu sierva. (2 Reyes 4:16)
“No se burle”. “No me engañe”. Yo agregaría: “No me ilusione”.
¿Cuantas veces se habría ilusionado? ¿Cuántos brebajes y jarabes habría probado? ¿Cuántas puertas había tocado en busca de un hijo? Y nada había resuelto su problema.
Me atrevo a ir más lejos, atreviéndome a decir que, siendo una mujer rica, yo no dudo de que muchos "profetas" hayan querido aprovecharse de ella y la habrán entusiasmado profetizándole cosas que nunca se cumplieron.
Como hoy, ¿cuánta gente anda "declarando palabras" basados solo en emociones?
Por eso es que no se le puede creer a cualquier persona.
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 1 Juan 4:1
Advertencia clara de que MUCHOS andan aprovechándose y engañando. Otros profetizan falsamente no porque tengan mala intención, sino por fanatismo o emoción. Todos somos llamados a ser cuidadosos y pedir confirmación de Dios antes de hablar.
Pero A veces nosotros mismos creamos condiciones para que nos profeticen falsamente al "presionar" a un siervo de Dios para que nos diga "algo".
y al final ocurre, nuestras ilusiones son rotas.
¿Estaba Eliseo tratando de burlarse de esta mujer? ¿Era la intención del varón de Dios ilusionar a la sunamita?
Aparentemente esta mujer había perdido la esperanza de concebir, pero además no estaba dispuesta a ser manipulada nuevamente.
--El año que viene, por este tiempo, sostendrás un hijo en tus brazos.
¿Habría escuchado antes estas palabras? Tal vez, pero en esta ocasión no era burla. No era engaño. No era creando una falsa expectativa. Era Dios bendiciendo a esta mujer a través de las palabras de un autentico profeta.
En efecto, la mujer quedó embarazada. Y al año siguiente, por esa misma fecha, dio a luz un hijo, tal como Eliseo se lo había dicho. 2 Reyes 4:17
Hay corrientes filosóficas que enseñan a la gente a no ilusionarse. Dicen que mientras menos te ilusiones menos decepciones tendrás.
Esto choca con la idea de creer que Dios puede responder a nuestras peticiones. Pero además impide que la gente ponga en práctica su fe. El Señor nos motiva a que creamos en las cosas que no se ven.
Mientras estemos vivos hay que tener fe en Dios y no vernos como gente con ilusiones rotas. Aunque tengamos que servir y no ver ningún beneficio aparente. Tenemos que seguir creyendo. Creer hasta la tumba.
Si son legítimas y no banales, desempolva esas peticiones olvidadas. Esas ilusiones que aparentemente fueron rotas. Preséntalas con fe ante el trono de Dios y sigue creyendo.
Si servimos con fidelidad, Nunca tendremos ilusiones rotas, pues aun las cosas que aparentemente no se nos den, serán motivo de gratitud a Dios, sabiendo que nuestra vida esta totalmente en sus manos y lo único que debemos anhelar es que en nosotros se cumpla PERFECTAMENTE su voluntad.
Acércate a Jesús. El quiere ayudarte a recomponer tus ilusiones rotas.
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