sábado, 14 de agosto de 2010

Cuando el Espíritu de Dios no está

Romanos 8:9

Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.


Piensa por un momento en las cosas que más valoras en la vida.

Hijos, trabajo, ahorros, esposa, posición social, que será? Si por cualquier razón tienes que negociar, ¿qué cosas cederías?

¿Se encuentra tu relación con Dios entre esas cosas que tanto valoras?
¿Consideras la presencia del Espíritu Santo en tu vida como una posesión valiosa?

Hoy día yo percibo una débil valoración que los cristianos le dan al Espíritu Santo. Nos gusta invitarlos a nuestros cultos y servicios básicamente porque queremos que se den bien, pero fallamos en cultivar una relación de día a día con el Consolador. Nos olvidamos muchas veces de convertirlo en nuestro Compañero del Camino.

David reconoció que el Espíritu de Dios era como su aire. Salmos 51:11

No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.

Yo entiendo que David tenía dos razones para presentar ese clamor


1) Sentía el vacío dejado. La incomodidad y falta de paz que produce la ausencia de Espíritu en la vida del individuo.

2) Conocía de primera mano la historia de un hombre que fue abandonado por el Espíritu Santo. Sabía lo que le había acontecido a su antecesor, el Rey Saúl.


Todos debemos recordar que el Espíritu Santo NO está obligado a estar donde no lo aman, ni lo respetan ni obedecen.


¿Qué pasa cuando el Espíritu de Dios no está? Veamos lo que le sucedió a Saúl.

1- Se genera un vacío que puede ser llenado por otra cosa.

1 Samuel 16:14

El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová

Hay una ley espiritual que establece que un espacio no puede estar vacío, o está lleno de Dios o del maligno. No hay posición neutra.

La Biblia enseña que los demonios andan buscando vacíos que llenar. El apóstol Pedro revela ese afán del diablo por encontrar a alguien a quién devorar (1 Pedro 5:8)

Por lo tanto, amigo, no es que tu seas malo o que no seas entendido, es que en tu vida hay un espacio que si no está lleno de Dios, está siendo ocupado por el “otro”.


2- Aparecen celos ministeriales. 1 Samuel 18:8

Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.

Saúl deja de disfrutar la gran victoria que redunda en beneficio de su reino y empieza a tener envidia de la popularidad de uno de sus ayudantes. Por supuesto, esto es un indicativo de que el Espíritu de Dios no está.

3- Los espíritus malos ponen a la gente a delirar, decir locuras, a maquinar maldades. 1 Samuel 18:10

Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano. Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces

¿Qué espíritu puede incitar a un padre a que mate sus hijos pequenos y luego se quite la vida? Con bastante frecuencia leemos en los diarios casos de padres y madres que pierden la noción de la ternura maternal y comenten hechos sangrientos contra su prole.


4- Cuando el Espíritu de Dios no está, se depende de otros para que peleen por ti. 1 Samuel 17:31-39 relata el episodio cuando Goliat desafió al ejército de Israel. Por condiciones físicas (altura) tal vez le correspondía a Saúl dar la cara, pero lamentablemente no estaba en condiciones de asumir esa responsabilidad.

En nuestros días vemos con frecuencia gente que quiere un favor de Dios, pero no se atreve a acercarse y busca un intermediario, alguien que interceda, alguien que “ore por mí”.

5- Cuando el Espíritu Santo se aparta se vive aburrido, fácilmente se enciende la ira y cualquier puede sufrir esa descarga. 1 Samuel 20:30-33

Entonces se encendió la ira de Saúl contra Jonatán, y le dijo: Hijo de la perversa y rebelde, ¿acaso no sé yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y para confusión de la vergüenza de tu madre? ……. Y Jonatán respondió a su padre Saúl y le dijo: ¿Por qué morirá? ¿Qué ha hecho? Entonces Saúl le arrojó una lanza para herirlo; ……….

Vale la pena recordar que Jonatán era nada más y nada menos que hijo de Saúl. Si él era capaz de hacerle eso a un hijo, ¡imagínese lo que podría pasarle a cualquier otro!

6- Cuando el Espíritu Santo no está, se reconoce la falta o la vida de errores que se lleva, pero falta el toque final para resolver la situación, para cerrar la herida o dirimir el conflicto. Saúl persiguió a David y por momentos reconocía que lo que hacía era incorrecto, pero tan pronto pasaban unos días, volvía otra vez en su afán por eliminar al inocente servidor. 1 Samuel 24:16-20 y 1 Samuel 26.

7- Cuando el Espíritu Santo se va, se pierde la conexión con Dios y los retos de la vida nos abruman y atemorizan. 1 Samuel 28:5-6.

Es que sin el Espíritu Santo en nosotros, nos convertimos en un teléfono móvil sin servicio, sin señal, sin minutos.

8- Finalmente, Saúl murió de manera indigna, de la misma manera en que mucha gente que se ha levantado contra Dios o ha menospreciado su Espíritu. 1 Samuel 31:4

Por tanto iglesia, al ver el impacto que tiene en la vida el estar sin la presencia de Dios en nosotros, hay que escuchar lo que dice el Apóstol Pablo:


-
1 Tesalonicenses 5:19 No apaguéis al Espíritu


-
Efesios 4:30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

Cortos pero contundentes instrucciones.

Es que la diferencia real que la iglesia de Jesucristo puede establecer con el mundo u otras religiones, no es en estilo. Las modas cambian, la música evoluciona, los cánticos pueden ser imitados. Pero sólo hay una cosa que no puede imitarse y esas es la unción del Espíritu Santo. Eso es lo que debe marcar la diferencia en la iglesia de hoy.

Concluyo diciendo, que más que nunca estoy cnovencido de que la comunión con el Espíritu Santo es la mayor riqueza que hombre/mujer alguno pueda tener.
¡VALÓRALO!

martes, 3 de agosto de 2010

Que cada quién haga lo suyo bien

Porque nosotros somos colaboradores de Dios. 1 Corintios 3:9

Una mañana mucho antes que el carpintero llegara al taler, las herramientas del carpintero decidieron tener una conferencia para considerar algunos problemas que se estaban presentando en su trabajo.

El primero que ocupo el banquillo de los acusados fue el hermano Martillo. La junta le informó que tendría que renunciar porque hacia demasiado ruido en su tabajo.
-Pero -se defendió:
-si tengo que salir del taller del carpintero, tambien debe irse el hermano Barreno porque es muy insignificante y causa muy poca impresión.

El pequeño hermano Barreno se puso en pie y dijo:
-Está bien, pero tambien debe irse el hermano Tornillo. A el hay que darle vuelta tras vuelta y no se llega a ninguna parte.

El hermano Tornillo dijo entonces:
-Si ustedes asi lo quieren, me iré. Pero el hermano Cepillo tambien debe irse; su trabajo es superficial y no hace nada de profundidad.

A esto el hermano Cepillo replicó:
Bueno, tambien tendrá que retirarse la hermana Regla si yo me retiro. siempre esta midiendo a los demás como si fuera la única que está en lo correcto.

La hermana Regla se quejó de la hermana Lija y dijo:
-No me importa que sea mas áspera que lo que debe ser, pero siempre esta tratando de un modo poco amable a la gente.

En medio de la discusión, entró el carpintero de Nazaret, antes de lo esperado. Había ido a trabajar como todos los días. Se puso el delantal y se acercó al banco para hacer un púlpito. Usó el tornillo, el barreno, la lija, el serrucho, el martillo, el cepillo y todas las otras heramientas.

Terminadas las labores del día y el púlpito, se levantó el hermano Serrucho y dijo:
-Hermanos, me he dado cuenta que somos colaboradores de Dios!

¿Habrá entre tus conocidos alguien que no cumple sus deberes en la forma que piensas deberian hacerse?

Sería bueno pensar dos veces antes de criticar o hallar falta en alguno de los intrumentos que Dios usa para el progreso de su obra aquí en la tierra. Si sacan de su trabajo a uno de los intrumentos de Dios por causa de un juicio egoísta, ¿quién será el culpable de la dilación de la obra de Dios?

Tomado del libro: En las manos del alfarero/Mary Rivera
Contribución: Zunilda Williams